domingo, 27 de febrero de 2011

Betis 2 - Albacete 0 (26ª jornada de Liga de Segunda División)

BETIS (2): Casto; Isidoro (Israel, min. 85), Roversio, Dorado, Nacho; Beñat, Iriney; Ezequiel (Juanma, min. 78), Rubén Castro, Jonathan Pereira (Salva Sevilla, min. 56); y Jorge Molina.  
ALBACETE BALOMPIÉ (0): Navas; Kike Tortosa, Fragoso, Tarantino, Cherfa; Adriá (Sousa, minuto 77), Verza,  Miguel Núñez, Antonio López (Pérez, minuto 77); Tato y Calle (De Lerma, minuto 65).
Goles: 1-0, minuto 74: Roversio. 2-0, minuto 84: Jorge Molina.
Árbitro: Amodeo Chas, gallego. Sin amarillas.

Para ganar partidos hay que querer y poder. Hoy el Betis ha vuelto a querer y un adversario muy flojo y una pizca de suerte le han bastado para poder. Esperemos que se retome la línea del final de 2010 y el paréntesis de derrotas haya sido solo un mal sueño.


El equipo ha dado síntomas de mejora, sobre todo en la actitud, aunque sigue mostrando ciertas carencias, en particular de confianza, y que se notaron más curiosamente cuando el marcador estaba ya a favor. Mel sacrificó de inicio a Salva Sevilla para evitar la sangría que le hacían los rivales en la banda por la que, en defensa, jugara este, y también para dar cabida como trío de mediapuntas a tres hombres bajitos y rápidos: Pereira, Castro por dentro, y Ezequiel. El canterano jugó la primera parte en la derecha y la segunda en la izquierda; la razón probable de esas ubicaciones es que Mel quiere tenerlo cerca para darle instrucciones. Por detrás Beñat e Iriney (algo más atrasado éste en ataque) hacían el doble pivote. Mel planteaba pues un equipo simétrico, con extremos, más rápido, y sobre todo más joven y hambriento de fútbol (Ezequiel, Beñat, Pereira...).

El nuevo entrenador del limitadísimo Albacete, el excéntrico David Vidal, proclamaba que estaba enseñando a sus hombres el ABC del fútbol, y a eso correspondió su planteamiento, mezquino, primitivo y más o menos eficiente. La A era de atrás, donde se metían ocho de sus hombres, sin salir jamás de la cueva, dejando arriba a Calle y Tato por si pescaban algún pelotazo. La B era de balonazos, única forma en que intentaban acercarse a la portería bética (colgaban incluso los saques de banda lejanos), y la C del mucho cuento con el que trataban de cortar el ritmo de juego: falsas lesiones, retraso en los saques y resto de trucos tolerados (como es costumbre nacional) por el árbitro. Sin embargo el sistema defensivo visitante no cerraba bien la mediapunta ni apretaba demasiado, de modo que el Betis llegaba con cierta regularidad a portería gracias a la buena distribución de Beñat, a una presión más o menos ordenada e intensa, y a la chispa de Pereira y Ezequiel. Sin embargo le faltaban a los béticos, como siempre, movimientos de desmarque, lo que obligaba demasiadas veces al juego largo.

Tras una primera parte de dominio absoluto pero infructuoso del Betis, Mel introduce a Salva Sevilla por Pereira, con lo que Castro pasa a ser, en teoría, el hombre obligado a cerrar la banda derecha por delante de Isidoro -si bien Beñat o Iriney hubieron de caer hacia ese lado para defender en varias ocasiones-. La presión bética aumentó y finalmente, gracias a los buenos balones parados colgados por Salva y al juego aéreo de Molina, cayeron dos goles. Entre ellos Juanma sustituyó a Ezequiel haciendo que Castro se cambiara de banda, y finalmente el extremeño se retrasó al lateral derecho por la lesión de Isidoro para dar sitio a Israel como extremo diestro.

El equipo mostró ciertas debilidades, lógicas en las circunstancias atravesadas pero a corregir lo antes posible: inseguridad, falta de confianza con el balón en los pies -que con el 1-0 llevó a no mirar a la portería rival-, exceso de pelotazos verticales, falta de movimientos en ataque para ofrecerse al compañero y poca contundencia defensiva a balón parado, que pudo salir muy cara.


Jugador por jugador
Casto: Salvó el 1-1 en una jugada que él mismo debió evitar antes anticipándose al delantero rival. Bien con los pies, y en general con poco trabajo.
Isidoro: Flojo partido. Trató con escasa consideración a la pelota y subió poco y mal. Bien ayudado por los extremos béticos, sí cerró decentemente y con la justa agresividad, aunque el rival apenas amenazó.
Roversio: Rapidito y anticipativo en defensa, no jugó bien el balón. Debería al menos aprender a pegar sus voleones hacia delante, no hacia arriba. Metió otro gol en una subida al remate, una virtud nada despreciable.
Dorado: Lento y falto de algo -suponemos que confianza-, sus antiguos pasos adelante para anticiparse a la jugada son ahora dudas y pasos hacia atrás. Está pues menos presente y ayuda menos a los compañeros, pero sigue cometiendo muy pocos errores, algo importante.
Nacho: En muy baja forma. Por suerte, al igual que Isidoro, no tuvo delante a un extremo rápido ni de calidad.
Beñat: Afortunadamente Mel lo prefirió a Salva Sevilla como mediocentro. Desmintió categóricamente la especie de que no aguanta partidos enteros, una más de esas mentiras que circulan como verdades por el fútbol a base, simplemente, de repetirse. Bien situado en defensa y en ataque, se ofrece constantemente a los compañeros (algo imprescindible y que muy pocos hacen en el equipo), suele elegir bien la jugada y limpia problemas con un solo toque de balón. Que no sea indiscutible es para mí un misterio. Debería, eso sí, mostrar algo más de diligencia para sacar cuando el equipo tiene el marcador en contra, y no pegar el balón a la línea de fondo en los córneres, detalle que le impide físicamente alcanzar el segundo palo.
Iriney: Hizo su trabajo habitual y, esta vez, le acompañaron más en la presión. En algunas jugadas de ataque estático hizo línea entre los centrales, abiertos, disposición que conviene usar de vez en cuando para evitar la rutina ofensiva.
Pereira: Mostró sus virtudes (voluntad, velocidad, verticalidad, buenos movimientos) y sus relativas carencias técnicas. Mete picante, cosa importante en un equipo que parecía dormido y plano.
Castro: Otro hombre en muy baja forma. No le sale nada, no llega a un remate, no presiona como antes... Tal vez necesite unas vacaciones.
Ezequiel: Hizo uno de sus mejores partidos como bético. Dio al equipo una chispa muy necesaria y obligó al rival a defenderle con dos y hasta tres hombres, provocando así espacios. Cumplió como siempre en defensa, y pareció dosificarse mejor.
Molina: Invisible en la primera media hora, fue ganándole balones a los centrales hasta ser el hombre decisivo (peinó el primero y metió el segundo). El equipo abusa de los pelotazos hacia él.

Salva Sevilla: En su verdadero puesto (mediapunta) tuvo libertad, dio calidad, y metió excelentes asistencias a balón parado.
Juanma: Como extremo toleró de forma imperdonable (recién ingresado) una asistencia que pudo costar el 1-1, por no presionar. Cumplió aceptablemente como lateral.
Israel: Bien, pero jugó muy poco.

domingo, 20 de febrero de 2011

Valladolid 1 Betis 0 (25ª jornada de Liga de Segunda División)

1 - Real Valladolid: Jacobo; Barragán, Juanito, Jordi, Peña; Baraja, Nafti (Matabuena, min. 56); Nauzet (Jofre, min. 66), Álvaro Antón, Jorge Alonso (Rueda, min. 86); y Javi Guerra.
0 - Real Betis: Casto; Isidoro, Roversio, Dorado, Nacho;
Arzu, Iriney (Ezequiel, min. 50); Rubén Castro, Emana, Salva Sevilla (Beñat, min. 76); y Jorge Molina (Jonathan Pereira, min. 70).
Gol: 1-0, min. 44: Javi Guerra.
Árbitro: Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Amonestó a Jordi, Nafti, Iriney, Emana, Juanito, Jorge Alonso, Matabuena e Isidoro.
Incidencias: Unos 10.000 espectadores en el estadio Nuevo José Zorrilla. Partido correspondiente a la 25ª jornada de la Liga Adelante.


El Betis continuó hoy su asombrosa racha de derrotas con la quinta consecutiva. El equipo ha dado ciertos síntomas de mejora, sobre todo al inicio, pero fueron insuficientes para imponerse un equipo vulgar de Segunda como el Valladolid.


El más grave problema (y la mayor diferencia respecto a la vieja versión) de este Betis es la falta de presión tras la pérdida del balón. Resulta sintomático que hoy a falta de un cuarto de hora y con el marcador en contra se haya permitido sacar de puerta en corto al rival, algo impensable en otro tiempo. Durante todo el partido la posesión y la presión han sido cosa del Valladolid. Tal vez inicialmente el juego a la contra era voluntario; Mel pone al equipo que uno tiene por titular, con algunas excepciones: la de Goitia, por bajo rendimiento; la de Lopes, por lesión; las de Roqué y Beñat, aparentemente por preferir Mel la veteranía de Roversio y Arzu al hambre (y los posibles nervios) de los jóvenes. Arzu e Iriney, en paralelo, son los pivotes, Rubén el extremo derecho, Emana el mediapunta y Salva, por fin, el extremo (o interior) izquierdo, desde donde está mucho más acertado y participativo en ataque. El Betis deja venir al rival (que juega un 4-2-3-1) hasta el mediocampo y sólo a partir de ahí aprieta. En ataque, con espacios, suelta varias contras peligrosas, pero también le llegan problemas defensivos: el Valladolid carga completamente el juego sobre la banda de Salva (algo habitual, que ya ha hecho sufrir otros días a Isidoro); la posición ambigua de Salva y Nacho, que con balón en posesión es una ventaja, hace hoy dudar al defensa, que recibe poca ayuda en los desdobles del lateral derecho rival y además deja destapada su espalda al tratar de ir a la presión. Por ahí llega el gol.

Tras el descanso, cuando el Betis intenta ir arriba se encuentra con un fuerte viento en contra y una tarjeta a Iriney, que hace que Mel lo elija como cambio para meter a Ezequiel de extremo zurdo. Salva pasa así a ser mediocentro ofensivo. El equipo se parte entonces por la mitad (cuatro atrás, cuatro delanteros) y un estático Arzu vale para poco más que guardar la posición, no para tapar todo el campo necesario. No hay recuperadores de balón y el Valladolid la toca con cierta comodidad, aunque los béticos también hacen valer a ratos -pocos- su calidad. Pereira entra por la derecha para que Rubén sustituya a Molina como punta, y luego Beñat entra en el sitio de Salva; el partido acaba con el Betis colgando pelotazos sin demasiado sentido (menos cuando Molina ya no está) y con la anulación, a falta de unos diez minutos, del habitual gol legal, esta vez a Castro.


Jugador por jugador
Casto: Difícil elección del entrenador, pues Goitia es mejor portero, pero había que premiar y castigar el rendimiento, a riesgo de quedarse con Casto hasta final de temporada. No tuvo culpa en el gol y ha mejorado muchísimo con los pies. Por demás, bien, sin más.
Isidoro: Apenas le atacaron, pero tampoco se proyectó demasiado. Partido decente, pero se espera ya a Lopes (¿cuándo?).
Roversio: También hizo un partido aceptable, aunque ni al sacar en balón ni (sobre todo) por arriba es mejor jugador que Roqué.
Dorado: No es ni la sombra del que fue, aunque hoy tuvo trabajo extra por los problemas de Nacho. Aprobó, pese a todo.
Nacho: Pasó un martirio defensivo, pero no toda la responsabilidad es suya. Salva suele llegar tarde, y le provoca indecisiones al defender el dos contra dos; además hoy su extremo se quedaba descolgado a su espalda y (por la mala presión del equipo) tenía que acudir a dos fuegos a la vez. En ataque, poco, y demasiados pelotazos al área.
Arzu: Su juego posicional en defensa y premioso en ataque (la juega sistemáticamente para atrás, siempre a lo fácil) es muy perjudicial para el equipo, aunque aparentemente cumpla en defensa y pierda pocas bolas. Debe ser el suplente de Beñat.
Iriney: Trató de volver a la vieja presión, con poca ayuda de los hombres de arriba y de Arzu. Sin él el equipo se deshilachó.
Castro: No le sale casi nada, y cuando le sale se lo anulan. Parece en mal momento físico y psicológico.
Emana: Mal. Ayudó poco en defensa, y en ataque estuvo individualista, como si quisiera arreglar esto por su cuenta. Perdió mil balones y no acabó nada.
Salva: Su compañero en el lateral sufrió los habituales problemas defensivos (los mismos juegue en el costado que juegue), pero su rendimiento y su presencia en ataque suben una barbaridad con el cambio de banda a la izquierda, donde tiene perspectiva de pase. Como mediocentro es un cara o cruz y hoy naufragó. Definitivamente sólo debería jugar como falso extremo izquierdo o como mediapunta, sitios en los que podría, además, permutarse con Emana.
Molina: Hoy anduvo lento y tocó pocos balones en zonas de peligro. Cuando el equipo empezó a buscar el juego largo él ya no estaba.

Ezequiel: Se hartó de correr y dio empuje, pero tuvo poco auxilio.
Pereira: Alejado del área, su zona natural, hizo poco más que pelear.
Beñat: Aunque sin demasiado acierto, buscó la portería rival y el pase vertical (que no el pelotazo). Con él el equipo sabe lo que quiere en ataque.

sábado, 12 de febrero de 2011

Betis 1 - Elche 4 (24ª jornada de Liga de Segunda División)

REAL BETIS (1): Goitia; Isidoro, Miki Roqué, Dorado, Fernando Vega (Pereira, 46); Salva Sevilla, Iriney (Ezequiel, 87), Beñat (Jorge Molina, 30)Nacho; Emaná, y Rubén Castro.
ELCHE CF (4): Jaime; Carpio (Vasco Fernandes, 39), Samuel, Etxeita, Ripa; Mantecón, Generelo; Xumetra (Kike Mateo, 64), David Sánchez, Palanca (Santos, 79); y Linares. 
Goles: 0-1: Min. 22, Palanca. 0-2: Min. 45+, Mantecón. 0-3: Min. 48, Linares. 1-3: Min. 70, Jorge Molina de penalti. 1-4: Min. 94, Linares.
Árbitro: Gregorio Bernabé García, murciano. Expulsó por doble amarilla a David Sánchez (min. 68). Amonestó a los locales Dorado, Iriney y Pereira, y a los visitantes Palanca, Carpio, Etxeita, Samuel y Jaime.

Los jugadores del Betis se han suicidado deportivamente en la tarde de hoy en un acto -como tal suicidio- voluntario, con el que pueden arrastrar a la entidad al completo. Un equipo que hasta hace un mes se paseaba por Segunda y ganaba a primeras ha protagonizado por cuarta vez consecutiva un partido grotesco ante una banda venida de Elche, y los jugadores béticos ni siquiera han acabado el partido cansados. La coincidencia de esta extraña racha con la decisión judicial de la Audiencia, vista la actitud de hoy, no puede ser ya considerada casual.


Es dífícil -y tal vez absurdo- analizar cuestiones tácticas cuando un equipo necesita dos penaltis para meter un gol tras tres partidos sin hacerlo, o cuando el enemigo se limita a empujar la pelota tres veces ante la pasividad de los defensas y el portero. Un error puede ser casual, pero muchos hacen pensar mal, muy mal.

Hablaremos, pese a todo, de cuestiones tácticas. El partido presenta unas condiciones idílicas para cualquier equipo que se lo quiera tomar en serio: estadio y público favorables, campo y temperatura perfectas, rival mediocre y plagado de bajas importantes, equipo descansado y con tiempo para preparar el encuentro, y todos los titulares disponibles. Mel deja fuera a uno de ellos, Molina, en una decisión solo explicable por querer poblar las bandas, pero difícil de entender por cuanto la mejora consistió en doblar lateral (en casa... y ante el Elche) para meter a un Vega que este año no ha jugado ni cuando Nacho pedía un descanso a gritos. Como efecto secundario, además, Salva quedaba otra vez desterrado a la banda derecha donde, como de costumbre, no olió la pelota. Con la entrada de Emana como segundo delantero el equipo queda pues en un 4-4-2 con Iriney de ancla, Beñat algo más adelantado, Salva y Nacho en las bandas y Castro como delantero centro. El Elche se pone en un 4-2-3-1 que es casi un 4-3-3 porque el teórico mediapunta, David Sánchez, se retrasa mucho, y los extremos llegan muy arriba.

El Elche no se cierra atrás como el Recre, sino que trata de discutir la posesión. La posición retrasada de Sánchez -combinada con la escasa presión del Betis- da al Elche cierta ventaja numérica en el centro del campo, que aprovecha para tocar el balón. A cambio debió tener poca llegada, pero de eso se encargó la defensa bética, muy adelantada para la escasa presión del mediocampo. De ese modo los errores en la entrega o en la presión se convirtieron en ocasiones claras de los ilicitanos, que perdonaron la primera, pero no las dos siguientes, penalti fallado por Emana de por medio. Entre tanto Mel había elegido (otra vez) a Beñat como cabeza de turco para dar sitio a Molina, con el usual resultado.

Entre los peores pecados que comete este equipo están que ya no tiene ni la concentración defensiva ni la valentía y la actitud en la presión que tuvo antes. Si a eso se añaden los escasísimos movimientos de desmarque en profundidad o en horizontal en ataque y una serie de errores en las áreas que ya es difícil achacar a la fortuna, el resultado es el visto hoy. Por demás en ataque se ha renunciado por completo al modo de juego que Mel dice mantener: la segunda parte fue una pura y simple sucesión de pelotazos hacia Molina. Ni siquiera el gol con la expulsión de Sánchez provocó más que un arreón pasajero.


Jugador por jugador
Goitia: Uno puede admitir errores tan esperpénticos como el del 0-3 (¿pensó que estaba fuera del área?), pero su actitud en el 0-2 es completamente inadmisible, por irrespetuosa hacia compañeros y público. De multa y grada.
Isidoro: Muy nervioso, solo se soltó un poco cuando ya estaba todo perdido.
Roqué: En general hizo un partido aseado, pero su error gravísimo en el 0-1 lo suspende.
Dorado: Presa también de ciertos nervios, fue de lo salvable hoy, pero está mucho más reservón y fallón que antes.
Vega: Su presencia es difícil de explicar, más aún cuando no parece estar en mucha mejor forma que durante el resto del año.
Salva Sevilla: La contumacia de Mel en situarlo en la banda derecha lo condena una y otra vez. La entrada de Molina hizo pasar a Castro a la derecha y lo empujó al mediocentro, que tampoco es su puesto, pero ahí al menos toca la bola y da fluidez y algún buen balón.
Iriney: A ratos trató de hacer cierta presión, pero ni aprieta como antes ni nadie le ayuda.
Beñat: Flojo partido en lo poco que jugó, pero (hay que repetirlo una vez más) sin él el equipo fue peor (aún).
Nacho: De los pocos hombres que tuvo una actitud aceptable, aunque eso no le alcanza para ser un extremo poderoso.
Emana: Irregular, a su estilo, no terminó nada. Al menos ha vuelto.
Castro: En pésima forma. No le sale casi nada.

Molina: Otro de los pocos salvables, porque ganó un buen porcentaje de los miles de pelotazos que le llovieron, e hizo algo que nadie parece querer hacer ya: marcar, aunque sea de penalti.
Pereira: Bien. Intentó movimientos, que eran muy necesarios, y le hicieron un penalti. Se alternó con Emana entre la mediapunta y el extremo izquierdo.
Ezequiel: Intentó encarar. Con su entrada Pereira pasó arriba y Emana al centro del campo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Betis 0 – Recreativo de Huelva 1 (23ª jornada de Liga de Segunda División)

BETIS: Goitia; Isidoro (Arzu, 77), Belenguer, Dorado, Nacho; Salva Sevilla, Iriney, Beñat (Israel, 66), Ezequiel (Pereira, 46); Rubén Castro y Jorge Molina.
RECREATIVO: Fabricio; Córcoles, Manolo Martínez, Gallardo, Raúl Cámara; Matamala, Jesús Vázquez, Rafita (Fidel, 70), Aitor; Asen (Aarón, 61) y Dani (Emilio Sánchez, 77).
Gol: 0-1: Min. 60, Dani.
Árbitro: Miranda Torres, catalán. Amonestó al local Isidoro y a los visitantes. Jesús Vázquez, Matamala, Aarón, Fabricio y Gallardo.

El Betis ha ahondado hoy en su crisis con su tercera derrota consecutiva y su tercer partido seguido sin marcar, algo que hasta hace un mes jamás se le había visto esta temporada. Además de darse un mal partido de los locales hubieron de confabularse todos los astros para que un pésimo, mezquino y leñero Recreativo ganara este partido.


Es momento para analizar las causas de esta derrota y de la mala racha de juego bética, que en Liga se remonta al partido de Huesca. Se han unido hoy varios factores, unos más preocupantes que otros, que en cualquier caso no justifican la incapacidad de vencer a un rival como éste:

- La pura y mera suerte. El Recreativo ha tenido apenas una ocasión (dejando a un lado el correcalles final) y el Betis al menos cuatro, pero entró la de los onubenses. Rubén Castro personaliza esta mala racha: si antes salvó partidos que el equipo no se mereció ganar, ahora nada le entra. Molina tampoco acierta y Emana no está.
- Ciertos errores tácticos de Mel y del equipo, que veremos más adelante.
- Un césped seco, que parece que nadie recordó regar como se debe.
- La permisividad arbitral ante determinado tipo de juego -ya practicado por el Huesca- consistente en cazar a todo jugador que intente tocar la bola delante de los centrales rivales. Los árbitros dan (Alcorcón) unas veces y quitan (Villarreal) otras por errores puntuales, pero no son tolerables tendencias como ésta, y menos en casa.
- Algunas ausencias bien conocidas, como la de Lopes. Menos llamativa es la de Roqué, pero su imponente presencia en el juego aéreo ofensivo haría pensarse más a los rivales el acribillar a faltas al Betis en el centro del campo.
- El más grave de todos, la falta de fe. Nadie protestó las pérdidas de tiempo ni las patadas del Recre, nadie presionó al límite, nadie dio un grito a tiempo a los compañeros. El equipo llegó al final del partido sin dar sensación ninguna de creer siquiera en el empate, y ni desde el banquillo ni desde la grada se trató de revertir la situación. Hay aquí responsabilidad de los jugadores y trabajo para la psicóloga o tal vez para Gordillo, cuya ratificación por la Audiencia ha coincidido con esta extraña bajada de brazos. La confianza era una de las grandes diferencias entre este Betis y el de Tapia.

Mel comete un error ya repetido que arruina gran parte de su trabajo táctico ofensivo: la posición de Salva Sevilla. El equipo, ante un claro 4-4-2 del Recreativo (con Vázquez algo más adelantado que el otro mediocentro), vuelve al teórico 4-2-3-1. Beñat e Iriney juegan en paralelo en defensa y se alternan para adelantarse en ataque. En defensa, en teoría y sin las antiguas permutas, Salva es extremo derecho y Ezequiel izquierdo, con Rubén en la mediapunta. Pero eso es la teoría: Salva tiene un muy mal perfil si inicia la jugada en ese lado, y como lo sabe jamás comienza el ataque allí, sino que se va siempre y directamente al centro antes de empezarlo; en consecuencia:

- Llega muy tarde a cerrar a la hora de defender y por ello...
- Isidoro se queda solo siempre en el carril, algo para lo que no le alcanza la capacidad física (tal vez sí a Lopes).
- Se pierde la capacidad de sorpresa, porque ya no hay dos maneras de comenzar el ataque (con y sin extremo) ni apariciones al espacio.
- Se atasca el centro como ya sucedió en Granada.

Salva apenas tocó bola en la primera parte. A cambio, Mel obtuvo el dudoso beneficio de tener a Ezequiel a la izquierda, tal vez su hábito, pero donde tampoco aprovecha excesivamente el jugar a pie cambiado. Así las cosas, el Betis controló completamente la primera parte, pero sin excesiva velocidad en el movimiento de balón, sin presionar realmente desde arriba como hacía hace semanas, y sin agitar el partido con acelerones o cambios de posición (por ejemplo, ya jamás ataca con tres al fondo); todo era muy académico, pero previsible.

En la segunda parte Pereira entra por Ezequiel y Rubén se va a la derecha para dejar a Salva más libre por el centro. Estos correctos cambios tácticos hacen mejorar al equipo y el Recre se cuelga del larguero en espera de ser ajusticiado, pero en la única ocasión en que llega arriba marca, y desde ahí el Betis es un manojo de nervios y pierde la confianza que en otros tiempos tuvo. Cuando lo lógico parecía eliminar a un Belenguer que ya pintaba poco para retrasar a Iriney, llega el rutinario cambio de Beñat que naturalmente empeora el equipo, por más que Salva participe ya más, como mediocentro, y Castro ceda su lugar en la derecha a Israel.

Fundido y deprimido Isidoro, Mel lo quita al final para meter a Arzu en una defensa de tres y dejar a Israel y Nacho como carrileros y a Castro, Molina y Pereira como delantera. Buena idea parece cambiar el esquema para mover el partido, pero muy raro acabar un partido como éste con tres centrales (que ni siquiera iban juntos arriba a balón parado).

Esperemos que la causa de fondo que hace aflorar todos estos males sea pasajera y física, y que las reincorporaciones y la minipretemporada rescaten al equipo lo antes posible. Queda muchísima temporada.


Jugador por jugador
Goitia: Mal partido, porque su único trabajo hoy consistía en empujar al equipo y en ir a sacar balones colgados, y casi nunca lo hizo. No tuvo responsabilidad alguna en el resultado.
Isidoro: Jugador que depende mucho de su estado anímico, está falto de confianza y además el sistema lo pone al pie de los caballos.
Belenguer: Partido aseado en lo futbolístico, pero debió apretar más a árbitro y compañeros en lo anímico.
Dorado: Recupera la forma y va volviendo a ser el que fue.
Nacho: Es otro de los demasiado exigidos por la manera de jugar del equipo. Hizo una buena primera parte pero los nervios y el cansancio pudieron con él en la segunda.
Salva Sevilla: Ausente en la primera mitad por lo ya explicado, al menos en la segunda participó más. Mal situado.
Iriney: Estuvo correcto, pero eso no es lo que se le pide. Ni metió sus necesarias broncas, ni defendió al límite del reglamento (y ese límite hoy era muy permisivo), ni mandó la línea de presión arriba. Hizo algunas buenas ayudas a las espaldas de los laterales.
Beñat: Aunque sobó algo la bola, la tocó con sentido y dio fluidez. El bajo ritmo del partido hace su cambio difícil de explicar.
Ezequiel: No encontró salida hacia delante a casi nada de lo que intentó. ¿Por qué juega siempre en la izquierda, sin siquiera las alternancias de banda antes obligadas?
Castro: Otra vez fue machacado a faltas como mediapunta. Estuvo cerca del gol tres veces y no lo alcanzó, pero no se le pueden exigir 25 goles al año.
Molina: Lo poco que hizo lo hizo muy bien, pero fue poquísimo. Apenas jugaron con él.

Pereira: Más precipitado que rápido. Falló también en el área, pero es una amenaza necesaria.
Israel: Apenas aportó nada. Su buen físico es más rentable a 80 minutos que a 15.
Arzu: Es difícil entender su papel en un final a la desesperada.

Los comentarios y el debate serán agradecidos, como siempre.