domingo, 20 de marzo de 2016

Betis 0 - Málaga 1 (30ª jornada de Liga de Primera División)

Un visionado parcial y en diferido del partido de anoche (entero salvo el segundo cuarto; imposible para este analista verlo en directo), junto a un mínimo estudio de sus estadísticas, permite sacar algunas conclusiones y al menos iniciar un cierto debate sobre el partido.

1. El Betis fue en general mejor que el Málaga, pero recibió su propia medicina, recetada por él a los malacitanos en la primera vuelta: fueron estos un equipo rocoso, de líneas juntas, escaso aprecio por el balón –incluso con un diestro como lateral izquierdo– y muy bueno a balón parado, como durante toda la temporada.

2. Equipos ambos con una segunda línea muy poco goleadora, sus entrenadores juegan en consecuencia con dos delanteros; en defensa quedan en un 4-4-2 en el que los dos atacantes defienden demasiado paralelos, algo innecesario y que desahoga bastante el juego de mediocampo del rival, lo que por ejemplo facilitó al Betis largas posesiones en la segunda parte.

3. Betis y Málaga escalonan a sus mediocentros en ataque (N'Diaye y Camacho, respectivamente, como medios de cierre, y Ceballos y Recio algo más adelantados), pero en principio juegan con extremos muy abiertos, lo que deja muy vacía la zona de interiores de hombres que toquen el balón entre líneas: obsérvense por ejemplo los heatmaps de la primera parte.


Heatmaps respectivos de Betis y Málaga durante el primer tiempo.
Sentido del ataque: de izquierda a derecha.

En la segunda parte Kadir y Musonda se metieron muchas más veces como interiores y Ceballos se escalonó mejor por delante de N'Diaye, lo cual mejoró bastante la presencia por dentro y con ello el ataque estático bético:

 
Heatmap del Betis en la segunda parte

4. El Betis inició el partido como en los peores tiempos de Mel, y en el minuto tres ya había concedido tres ocasiones muy claras. En la segunda mitad, especialmente en su primer tramo, mereció sin embargo mejor suerte, aunque la defensa malagueña se mantuvo muy firme en los balones cruzados, el método más utilizado por los béticos para tratar de llegar a puerta.

5. Destacó en el Betis el partido de Ceballos, que parece progresar en su aprendizaje del puesto de mediocentro: ya no abandona tanto la posición, elige mejor jugada en función de su lugar en el campo y (aunque no siempre) empieza a escalonarse en ataque. Musonda está ya muy marcado. Era previsible que Damião estuviese algo lento y que aún no se coordine bien con los compañeros, pero su cuarto de hora de la segunda parte fue realmente bueno: repartió juego y anduvo muy cerca del gol; si el balón que remató semivoluntariamente con el pecho hubiese volado veinte centímetros más a la izquierda, Macià sería hoy un gran planificador.

6. Una posible derrota en Madrid no debería traer de vuelta el pesimismo sobre la permanencia: hay margen, muchos equipos por debajo, y el equipo sigue compitiendo bien e incluso parece mostrar una cierta mejoría en su juego ofensivo. Faltará sólo aprovechar alguno de los muchos partidos en que habrá oportunidad de ganar.

Los comentarios son bienvenidos.

Post data
Visto entero el partido, las sensaciones cambian poco, y apenas cabe anotar algunos detalles:
- Adán ya tuvo (dos) problemas serios en las salidas por alto en el primer tiempo. Sigue cometiendo un error técnico, que ya le costó un gol un poco ridículo en Pamplona: atacar la pelota con un gesto violento de un solo puño. Si aciertas el despeje es perfecto, pero si fallas las consecuencias pueden ser directamente un gol, como en Pamplona y como casi le ocurrió.
- El nivel de los laterales del Betis es hoy realmente alto.
- Damião ayudó mucho en la salida de balón con su juego de espaldas, y le falta (bastante) chispa pero parece un buen jugador. Otra cosa es que tenga tiempo de demostrarlo.
- El Málaga con balón jugado fue poca cosa, especialmente en ataque.
 

lunes, 14 de marzo de 2016

Athletic de Bilbao 3 - Betis 1 (29ª jornada de Liga de Primera División)

ATHLETIC (3): Gorka Iraizoz; Bóveda, Gurpegi, Laporte (Etxeita, m. 80), Lekue; San José, Mikel Rico; Susaeta, Raúl García (Aduriz, m. 63), Muniain (Elustondo, m. 67); y Sabin Merino.
BETIS (1): Adán; Molinero, Pezzella, Bruno, Montoya; Joaquín (Cejudo, m. 80), N'Diaye, Petros (Ceballos, m. 51), Musonda; Jorge Molina (Fabián, m. 51) y Rubén Castro.
Goles: 1-0, m. 33: Sabin Merino. 2-0, m. 44: Mikel Rico. 3-0, m. 49: Sabin Merino. 3-1, m. 85: Rubén Castro. 
Árbitro: Jaime Latre (Comité Valenciano). Amonestó a Raúl García y Rubén Castro.
Buena entrada y terreno en malas condiciones en el nuevo San Mamés.

El mal partido jugado ayer por el Betis ante un Athletic disminuido se debió, sencillamente, a la falta de fútbol. Los béticos trataron de vencer con las mismas armas que al Granada, pero esta vez la buena actitud –que la hubo: no es un problema de pelotas, sino de balón– y la concentración defensiva no bastaron.

Primera media hora
Los locales reservaron para la Europa League lo mejor que tienen (Aduriz, Beñat; Williams estaba lesionado) y presentaron su habitual 4-2-3-1 con San José y Rico, bien escalonados en ataque, en el doble pivote, y Raúl García algo detrás de Sabin Merino arriba; con gente fuerte físicamente, de mucho recorrido (Rico, Susaeta) y buen juego aéreo (los dos de arriba), más un campo en malas condiciones, era previsible que los vascos optaran por el juego típicamente norteño de ritmo alto, pelotazo, segunda jugada y presión fuerte, como sucedió.

Merino propuso una vez más un 4-4-2 paralelo, pero esta vez –Ceballos al banquillo– con un doble pivote más defensivo y con extremos puros (Joaquín a pie natural y Musonda), más dos delanteros. Se supone pues que el equipo estaba diseñado para llegar rápido arriba y pelear el juego de desgaste físico que propondría el rival. Como suele ocurrir en estos casos, pretender jugar al estilo del rival sólo convirtió a los béticos en una mala copia. El Betis fue incapaz de dar dos pases seguidos, no superó durante media hora una sola vez la presión vasca y no supo lanzar un solo contragolpe; menos aún montó un solo ataque estático decente, debido a un mal manejo del balón que empieza a ser un problema grave y no es casual, sino debido de nuevo a dos razones básicas:

1. El equipo está muy mal escalonado para tener el balón. N'Diaye y Petros (o Ceballos, porque la teórica presencia de un mediocentro ofensivo no ha arreglado esto) atacaron muy próximos y a la misma altura, y ni los dos de arriba bajaron casi nunca a la mediapunta ni los extremos se metieron por dentro, de modo que nadie se ofrecía jamás en posiciones intermedias. Eso –por tanto la falta de líneas de pase– explica que N'Diaye, con un enorme espacio vacío ante él, se viera obligado una y otra vez a salir en conducción.
 

El esquema ofensivo del Betis en Bilbao. No hay interiores. (realizado en sharemytactics.com)


Heatmaps generales del Betis (el primero de ellos) y del Athletic en San Mamés.
Obsérvese el impresionante agujero en la zona de mediapunta bética: el Betis no la tocó ahí una sola vez
(ataque de cada equipo: de abajo arriba; fuente: Marca).

2. No hay mecanismos de juego colectivo combinativo, ni costumbre de soltarla a uno o dos toques y ofrecerse. El juego ofensivo se reduce a balones largos (sin buenos lanzadores), conducciones e intentos de uno contra uno, mecanismos estos rudimentarios, anticuados y además inapropiados para una plantilla veterana en la que jugadores como Joaquín, Molina o Castro difícilmente van a ganar ya a nadie a la carrera; Musonda –que sí puede, y los rivales lo saben– estaba ayer vigilado por un sistema de ayudas.

La falta de zurdos (Adán era el único) empeoró las cosas, pues Bruno se siente a disgusto en la izquierda y Montoya, a pie cambiado, cerraba el campo en la salida. En un mal césped y ante un Betis sin ganas de arriesgar pérdidas atrás, al Athletic le resultaba muy fácil forzar el pelotazo bético, sin siquiera necesitar emparejarse hombre a hombre: con García cerca de N'Diaye bastaba una tímida presión de Sabin Merino contra los dos centrales para recuperar el balón, pues caía a sectores de superioridad bilbaína.

Con este en sus pies, el Athletic sí combinaba bien y muy rápido, y si no marcó en este tramo fue por falta de calidad arriba (faltaba Aduriz) y por el buen partido de la defensa bética, atenta y agresiva. El Betis además (una vez más) presionaba mal arriba, pues Molina y Castro iban a por los centrales y se dejaban con frecuencia a la espalda a San José, el pivote, de forma que N'Diaye y Petros se veían en inferioridad ante este, Rico y quien cayera por dentro (Raúl García, en general), y cuando llegaba la ayuda desde la banda el Athletic llevaba el balón a esa zona para ganar la línea de fondo.

Minutos 30 al 50
El Athletic baja un poco su altísimo ritmo físico y el Betis logra subir un poco su cuota de posesión. Los vascos llegan menos pero siguen dominando el balón largo y la segunda jugada, y, tras un error de marca de Pezzella y dos sorprendentes voleas con la zurda de Rico, sentencian el partido.

Minuto 51 al final
Como en otras ocasiones Merino pega un volantazo táctico: mete ahora dos volantes ofensivos donde antes no había ninguno. Muestra así escaso aprecio por el equilibrio y, sobre todo, convierte el ataque de su equipo en previsible, pues si minutos antes no tenía más salida que el pelotazo largo, después carecía de él y se vería obligado al toque por dentro, sin alternativa. Ceballos, muy atrasado, sigue viniendo a sacarla a su zona Alonso (al fondo a la izquierda) y, relajado el Athletic, situado al final prácticamente en un 4-5-1 con Aduriz arriba, el partido vira levemente hacia el Betis en los minutos de la basura.

Jugador por jugador
Adán: Buen partido, sin culpa alguna en los goles.
Molinero: Mal. Controló como pudo a Muniain y Lekue, y, descoordinado con Joaquín, fue incapaz de subir con acierto una sola vez.
Pezzella: Su error en el 1-0 (un pelotazo larguísimo) la afea un buen partido defensivo. Con balón, sin arriesgar lo más mínimo, se ha convertido en una máquina de perder balones, empeñado con pertinacia en pelotazos que ni siquiera es capaz de enviar a regiones donde haya una camiseta verde.
Bruno: Una pérdida infame recién salido Aduriz fue su único error defensivo. Buen partido. Como Pezzella tuvo que arriesgar (y acertó) en muchos cruces.
Montoya: Puso potencia física y trató de jugar por abajo, pero nunca supo hacerlo por fuera.
Joaquín: Excelente en actitud, no se fue de casi nadie, y ocasiones tuvo. Partido decente, pero no está para noventa minutos a pleno rendimiento.
N'Diaye: En la primera media hora ganó una docena de balones y perdió al menos otros tantos. Se ve en medio de un juego ofensivo mal planeado, así que sólo aporta trabajo y recuperaciones.
Petros: Mal. Nunca supo ofrecerse. Pelea, y nada más.
Musonda: Lo que hizo lo hizo bien, pero estaba tapadísimo.
Molina: Anda más lento de lo habitual, y además nunca tuvo apoyos.
Castro: Siempre le caen a él, o será que él sí las mete cuando le caen.

Fabián: Irrelevante.
Ceballos: Mal situado, como siempre. Intervino mucho.
Cejudo: Salida testimonial.

Merino: Los mecanismos de juego posicional del equipo son espantosos. Un buen césped y la presencia de Vargas y (esperemos) Westermann mejorarán levemente las cosas, pero hasta ahora sólo hemos visto una versión mejorada del Betis alérgico al balón que pretendía Mel para esta temporada, cierto que mucho más correosa, trabajadora y mejorada defensivamente (y a balón parado). Si Damião no tuvo minutos ayer, ¿cuándo los tendrá?

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

martes, 8 de marzo de 2016

Betis 2 - Granada 0 (28ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (2): Adán; Montoya, Pezzella, Bruno, Vargas; N'Diaye, Dani Ceballos (Petros, m.56); Musonda, Fabián (Joaquín, m.52), Cejudo (Jorge Molina, m.31); y Rubén Castro.
GRANADA F.C. (0): Andrés Fernández; Miguel Lopes (Foulquier, m.67), Babin, Ricardo Costa, Biraghi; Rochina, Rubén Pérez (Fran Rico, m.79), Doucuré, Success; Peñaranda (Barral, m.55) y El Arabi. 
Árbitro: Ignacio Iglesias Villanueva (C. Gallego). Expulsó por doble amarilla al local Vargas, que las vio en los minutos 41 y 53, y al meta granadinista Andrés Fernández (m.93). Además, amonestó a los locales Pezzella (m.12), Vargas (m.41), Bruno (m.71) y Jorge Molina (m.79), y a los visitantes Peñaranda (m.20), Rubén Pérez (m.40), Success (m.47), Miguel Lopes (m.61), Barral (m.69), Ricardo Costa (m.76) y Rochina (m.87).
43.000 espectadores y perfectas condiciones para el fútbol en el Villamarín. El Betis estrenó una camiseta a rayas de color verde y rosa con motivo de sus actividades para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

Ver en diferido el emocionante e importante partido ganado el domingo por el Betis permite observarlo desde cierta distancia y contrastar los análisis posteriores de la prensa. La importancia de los puntos y la forma de conseguirlos pone en valor las virtudes de este Betis de Merino, muy meritorias y decisivas: competitividad, intensidad, buen juego a balón parado, uso del otro fútbol, presión de la afición y buen desempeño defensivo, gracias a la tensión y a un buen trabajo cuando el balón lo tiene el rival. A esas virtudes se deben los elogios de la prensa escrita, para la que el equipo sólo hizo bien las cosas a partir de la expulsión de Vargas. Sin embargo el Betis hizo lo mismo antes y después de esta: buenas prestaciones defensivas cuando la pelota la tiene el rival pero muchos problemas cuando le toca construir fútbol.

Poco mejor se puede decir del Granada del gaditano Jose. Béticos y granadinistas jugaron un partido de hace veinte años, muy ramplón tácticamente y propio del camachismo, o sea, de tiempos (los años noventa) en los que el juego defensivo había alcanzado un alto nivel de, digamos, colectivización, de trabajo coordinado en grupo, pero en los que el juego ofensivo dependía aún de la inspiración individual de los futbolistas, sin movimientos planificados más allá de los rutinarios, de mucho uno contra uno, conducciones, carreras y pelotazos.

Minutos 1 al 30
Coherentemente con ello unos y otros presentaron esquemas más pendientes de su posición defensiva que de la ofensiva. En el Granada, con una alineación (como suele) tan fuerte físicamente como limitada técnicamente, se trataba de un 4-4-2 en el que, curiosamente (¿por qué con dos rematadores en el centro?), los extremos Isaac Success y Rochina jugaban a pie cambiado y arriba quedaban Peñaranda y El Arabi, blindados detrás por unos paralelos Rubén Pérez y Doucuré. Por su parte el Betis partía de un 4-2-3-1 con Musonda por la derecha, Cejudo a pie cambiado y Fabián en la mediapunta.

Han reclamado últimamente los béticos la alineación junto a N'Diaye de un mediocentro más creativo que Petros, y eso ha querido hacer Merino con Ceballos. Partidos como el de ayer demuestran que el problema de salida de balón de los béticos no se soluciona con ello, ni con la sola voluntad, últimamente evidenciada, de sacar la pelota jugada por abajo, sino con un buen escalonamiento de esos mediocentros, y, sobre todo, con conceptos colectivos ofensivos que vayan más allá de la mera movilidad. Fue frustrante comprobar que una tímida presión del Granada, simplemente con sus dos hombres de arriba contra los centrales y alguno de los mediocentros (¡más Adán!) lograba una y otra vez forzar el pelotazo largo o intentos apurados de sacar la pelota por las bandas. Y es que los béticos (y los visitantes, por cierto) no tuvieron más recurso para sacar el balón que esos golpeos largos o conducciones personales de N'Diaye o de un Ceballos que, una vez más, vino demasiado atrás a ayudar a sacarla, privando así al equipo del debido segundo escalón para el juego interior; al menos Merino parece consciente de ello. No hay rastro en el Betis de un juego ofensivo moderno, colectivo: se pueden contar con los dedos de una mano los hombres que la sueltan a dos toques y que se ofrecen al espacio apenas la ceden; a cambio sobran conducciones en zonas impropias. No podemos dar la razón a Mel cuando decía que este plantilla era incapaz para tener el balón; pero si no se colocan las piezas bien y no se entrena tal juego, obviamente sólo queda el camino de juntar líneas y esperar el error del rival.

Minutos 30 al 52
Vista por Merino la imposibilidad de conectar a los alejadísimos Ceballos y Fabián, opta por al menos ejecutar bien el plan B: retira a Cejudo, manda a Fabián a la izquierda y mete a Molina junto a Rubén. El alcoyano sí recibe y protege los balones de sus compañeros, Ceballos se adelanta unos metros y el equipo avanza junto al balón y llega arriba con más frecuencia. El Granada, completamente incapaz para el juego elaborado y sin posibilidad de robar por el juego de seguridad del Betis, no llega nunca.

Minuto 52 al final
Merino, sin apenas interés en el juego interior, mete a Joaquín por Fabián y cambia para ello a Musonda a la izquierda. De inmediato Vargas es expulsado; Merino manda a Castro al extremo izquierdo y mete a Petros por Ceballos pero (sorprendentemente) no atrasa a Musonda al lateral sino que usa al brasileño de lateral izquierdo y deja al belga como mediocentro junto a N'Diaye. Tal vez la intención era aprovechar su velocidad para que apoyase a Molina en ataque, aunque flojeara en defensa; el belga apenas logra salir pero demuestra una (otra vez sorprendente) madurez táctica que le permite cumplir casi intachablemente en ese puesto.

Jose cambia un cromo tras otro, sin tocar su cobarde 4-4-2, y los béticos, plantados en el 4-4-1 usual para el caso y con Bruno y Petros a la cabeza, se dedican a sacar tarjetas al rival, echar al público encima del árbitro, perder tiempo, defender muy bien y esperar una ocasión propicia. Llega esta en un córner (tras demostrar en la jugada previa su manifiesta superioridad técnica) y no ocurre casi nada más, salvo un extraño gol postrero ante un rival tan desesperado como incapaz.

Jugador por jugador
Adán: Un par de paradas reseñables, y buenas.
Montoya: Renqueante, contuvo como pudo a Success, mucho más potente físicamente.
Pezzella: Favorecido por el juego reservón del equipo, en defensa estuvo agresivo pero midió siempre bien.
Bruno: Gran partido, pese a su manejo discreto de la pelota. No permitió ni una recepción y lideró la defensa numantina.
Vargas: Dos tarjetas justas pero muy inocentes arruinaron su partido.
Ceballos: Basta ver la segunda jugada del partido (0:55) para entender qué no entiende. Capacidad para jugar ahí tiene.
N'Diaye: Si no saca la pelota jugada no es culpa suya, sino de la absoluta ausencia de líneas de pase por delante. Tapa campo como tres.
Musonda: Enorme jugador este.
Fabián: Es uno de los pocos que conoce el fútbol a dos toques pero, muy lejos del balón, apenas pudo demostrarlo.
Cejudo: Apenas intervino dos o tres veces, sin acierto.
Rubén Castro: No puede jugar solo arriba. Con Molina a su lado empezó a caer a la banda izquierda como sabe y debe. 

Molina: Le falta chispa en el área, pero da salida en largo y desde la mediapunta.
Joaquín: Para 35 minutos tiene fuelle y calidad.
Petros: Supo hacer lo que convenía.

Merino: Ha mejorado mucho al equipo en implicación, en defensa y a balón parado. Lo de jugar a la pelota tardará en llegar, si es que llega. Ganar a este Betis no será nunca fácil.

Notas

1. Tras unos días profesionalmente exigentes, trataremos de actualizar el blog en el momento debido en los próximos partidos.
2. De rosa o de azul, ¿no hay colores en el arcoíris para que dos equipos puedan distinguirse a la vista?

En Twitter, @juanramonlara7. Los comentarios son siempre bienvenidos.

viernes, 4 de marzo de 2016

Espanyol 0 - Betis 3 (27ª jornada de Liga de Primera División)

R.C.D. ESPANYOL: Pau López; Javi López (Burgui, m. 62), Álvaro, Óscar Duarte, Víctor Álvarez (Rocco, m. 46); Asensio, Diop, Víctor Sánchez, Hernán Pérez (Abraham, m. 78); Gerard Moreno y Caicedo.
BETIS: Adán; Molinero, Pezzella, Bruno, Vargas; N'Diaye, Dani Ceballos (Portillo, m. 83); Musonda, Fabián (Xavi Torres, m. 55), Cejudo (Joaquín, m. 78); y Rubén Castro.
Goles: 0-1, m. 10: Rubén Castro. 0-2, m. 20: Pezzella. 0-3, m 70: Vargas.
Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó a Bruno, Caicedo, Molinero, Pezzella, Hernán Pérez, Duarte y Víctor Sánchez
Incidencias: 24.000 espectadores en el Estadio de Cornellá-El Prat, mil de ellos béticos. Buenas condiciones para el fútbol.

Además de ser muy bienvenidos clasificatoriamente, los tres puntos cosechados anoche por el Betis de Merino servirán para disipar el injustificado pesimismo que se había instalado en torno de un equipo que sólo había perdido un partido de los siete disputados en liga. Sin embargo tampoco conviene pasarse ahora a un optimismo exagerado: el Betis no fue de ningún modo superior al Espanyol, ni en fútbol ni en ocasiones, y no ha mejorado gran cosa tácticamente. El equipo es trabajador y correoso, ha mejorado mucho a balón parado y ha ganado ciertos elementos que lo mejoran sustancialmente (Musonda, Vargas y Pezzella que parecen otros...), pero sigue teniendo muchos problemas que solucionar.

Primera media hora
Presentó el enfermo (futbolística y físicamente) Espanyol de Galca un claro 4-4-2 con los extremos Asensio y Hernán inicialmente a bandas cambiadas (luego se permutaron), y Víctor Sánchez a la derecha y ligeramente más adelantado que Diop en el doble pivote. Merino volvió tras varias jornadas al llamado 4-2-3-1, abandonando así a Castro a la punta en soledad: tras él quedarían Musonda (derecha) y Cejudo como extremos, Fabián en la mediapunta y Ceballos como segundo mediocentro, a la izquierda de N'Diaye. El Betis, a costa de perder (prácticamente anular) su llegada al área rival en jugada, ganaba una vez más fluidez por dentro al quedar por fin dos hombres capaces como interiores: Fabián, que atacaba como interior derecho, y Ceballos que lo haría como izquierdo; no obstante el utrerano volvía a cometer el error de venir demasiado atrás a iniciar la jugada en posesión del Betis, y como N'Diaye jugaba también cerca de su defensa, Ceballos (que intuitivo sí es) se vio obligado muchas veces, para alejarse de sus compañeros, a buscarse un extraño lugar a la izquierda de los centrales:


El extraño heatmap de Ceballos en el primer tiempo. El Betis ataca de izquierda a derecha.


Tan rara costumbre es justificable si tienes dos mediocentros estilo pivote, de los que gustan de ver el fútbol de cara: de hecho a Alonso (se metía tras Jordi Alba) le ocurría muy frecuentemente en la selección al superponerse con Busquets, y no les fue nada mal –aunque en consecuencia esa selección amasaba mucho más el balón que su espejo, el Barcelona–; pero en un mediocentro del estilo de Ceballos, realmente un mediapunta, es absurdo colocarse ahí. Tal defecto dejaba sin segundo escalón al equipo por la izquierda, lo que añadido a la presencia por el otro lado de Musonda hizo que el equipo progresara mucho más por la banda derecha (51% vs. 24%).

El Betis, que en defensa estática formaba un 4-4-1-1 con Fabián cerca de Diop, salió muy arriba, con ganas de tener el balón –sin rifarlo casi nunca– y con mucha movilidad ofensiva. Daba muchos toques y con sentido, aplastando al Espanyol contra su área, de modo que la presión tras pérdida sí funcionaba. Del dominio en esos minutos resultaron dos llegadas a balón parado (excelente Vargas ahí) que pusieron el 0-2.

Minutos 31 al 70
El Betis da un paso atrás y cede el balón. Ceballos y N'Diaye trabajan mucho pero no cierran bien sus espaldas, de modo que Asensio empieza a tener espacios y el Espanyol llega, aunque sin claridad.

En el descanso Galca trata de hacerle un jémez a Merino, pero lo hace al revés: monta un 3-4-3 pero en lugar de quitar un central mete uno más, de modo que su defensa de tres es de tres centrales, y no la de dos laterales y un central (con Iturra entrando y saliendo de la línea) que tanta confusión creó al Betis ante el Rayo. El Betis se cierra aceptablemente atrás, aunque gotean las ocasiones españolistas. Merino mete a Torres para reforzar el doble pìvote y deja a Ceballos de mediapunta. En una de las pocas contras béticas llega una falta (calcada de la de Riazor) que aprovecha Vargas.

Minuto 70 al final
El Espanyol se va arriba a la desesperada pero queda muy abierto y el Betis maneja ya la situación sin problemas desde la posesión. Merino cambia cromos y acaba el partido desahogadamente.

Jugador por jugador
Adán: Muy relajado, a veces casi sobrado.
Molinero: Cumplidor y algo duro.
Pezzella: Muy mejorado, ahora además acierta en ataque.
Bruno: Sigue lejos de su mejor forma, pero, aún así, cumplió.
Vargas: Bien en general, y extraordinario a balón parado: hay que estar muy seguro de lo que uno hace para por ejemplo mandar el balón a Musonda del 0-2. Si pierde tres kilos más se convierte en Leo Messi.
Musonda: Un excelente fichaje, sin duda. No sólo sigue regateando en velocidad a todo lo que se le pone por delante, sino que cada vez la suelta mejor y además sigue a su lateral, lo que ahorra muchos problemas tácticos.
N'Diaye: En su línea habitual de ocupar mucho campo y sacarla bien.
Ceballos: Muy trabajador y acertado en ataque. Tiene condiciones para jugar ahí y ha mejorado bastante en actitud y en lo táctico, pero sigue sin comprender que en el fútbol moderno, mucho más posicional que el de hace veinte años, no se puede correr siempre hacia el balón. Esto lo hace colocarse demasiado atrás cuando su equipo inicia los ataques y demasiado delante cuando lo hace el rival.
Cejudo: Business as usual.
Fabián: Se asoció bien y trabajó mucho. ¿Un posible mediocentro ofensivo?
Castro: Siempre el más listo, se movió mucho, y bien.

Torres: Se incrustó cerca de la defensa y ahí dio cierta solidez.
Joaquín: Más trabajo que juego.
Portillo: Ayudó a tenerla al final, que es buena política para no pasar apuros.

Merino: Transmite su actitud trabajadora al equipo, y ha mejorado el rendimiento defensivo general y el de ciertos jugadores, pero en ataque no acaba de dar con la tecla. Jugar con un solo punta no puede ser una solución permanente.

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